26 feb 2010

Cuentan que una vez, en Inglaterra, se registró un accidente
ferroviario, la policía encontró el cadáver de un hombre, horriblemente
mutilado, y era imposible obtener las impresiones digitales.

Investigaron si había una denuncia por alguna persona
desaparecida, sin resultado, indagaron en la zona y nada, dijeron, tal
vez se trate de algún indigente sin familia.

La solución, la aportó el medico forense, cuando luego de
realizar la autopsia del muerto, le comentó a la policía: “seguramente
era un turista o algún comerciante en viaje de negocios, de lo que estoy
seguro es de que era Argentino”.

El policía encargado de la investigación, muy sorprendido le
preguntó: ¿Doctor con hacerle la autopsia, cómo puede asegurar eso? ¿En
qué se basa?

Muy simple, respondió el facultativo. Cuando abrimos su pecho,
vimos que su corazón, tenía una herida sangrante, aparentemente de vieja
data, y que era provocada por lo que en un primer momento me pareció un
cuerpo extraño, pero, al observar detalladamente no tuve dudas, y me
dije: “es Argentino”.

El policía – ahora impaciente – volvió a preguntar, pero doctor:
¿qué es lo que lo lleva a pensar eso? ¿Qué es lo que encontró?, y el
médico forense colocó en la mano del policía, lo que había hallado en el
corazón del fallecido.

Era como dos trocitos de roca de extraña forma, y le entregó una
lupa para que las observara mejor, ¿las reconoce? Preguntó, no, contestó
el oficial, para mi son solo unos pedacitos de piedra, claro, respondió
el galeano, eso son para nosotros, pero en realidad son “las Islas
Malvinas” todos los Argentinos las llevan muy dentro de su corazón y
provocan una herida que no ha cicatrizado en mas de un siglo y medio.

Autor: A.O.Lombas


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